El sabueso es un perro de caza. Su misión es adquirir con destreza lo inesperado, lo difícil. El fisgón es un sabueso acostumbrado a olfatear y oír una “verdad” sesgada, a veces esquiva, otras veces inmediata, pero siempre lumínica. El cine, al igual que este podenco can, tiene esa misma facultad: recrea y (de) construye la realidad a través de imágenes y sonidos durante un tiempo determinado. Nosotros también podemos retener y transformar lo inaprensible. Sólo es necesario abrir bien los ojos... y disfrutar.
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